PASADO, PRESENTE Y FALTA DE FUTURO EN EL PERIODISMO CHILENO
En el seminario debate sobre periodismo y política, realizado en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, se tocaron temas contingentes a la labor periodística y su relación con las fuentes del ámbito político, además de algunas reflexiones acerca de las falencias en el desempeño y formación de periodistas.
Expositores: Jorge Andrés Richards, periodista, Nelly Yáñez, periodista de El Mercurio y el cientista político Patricio Navia.
La contingencia y actualidad del debate se trasladó desde la nostalgia setentera de Richards, la total complacencia de la mercurial Yáñez y la irónica y empaquetada postura confrontacional-aspiracional de Navia.
Es fácil desperdiciar letras y líneas ante la falta de compromiso de las palabras de Yáñez, que no escatimó tiempo ni largor. Extensión que dejó nada en la audiencia. No se dejó seducir por la contingencia de periodistas malos que salen o brotan de las 50 escuelas de periodismo que “forman” a los periodistas, no respondió ante la incertidumbre social que causa la mala comunicación a las audiencias de los medios actuales, ni la falta de otros medios que transiten por la cara B de la “información” propiciada por su medio, patrocinado por el avisaje estatal que cierra el círculo de fierro que los dos consorcios periodísticos de Chile mantienen. En el fondo habló y habló de su experiencia personal, con la formación de sus noticias, con el sesgo impertérrito que caracteriza al medio ultraconservador en donde labora. Mencionó, sin importarle un bledo, cualquier problemática mencionada por Richards, ni por las ironías fatuas de Navia. Hizo del debate un des-debate, aplicó a Derrida sin asco, sin siquiera mencionarlo. Aplicó perfectamente las políticas en boga, es decir ninguna política comunicacional.
Richards por su parte, con alguna vehemencia, trató de comunicar ese mensaje que ya no existe, aquel sentimiento castrado por el golpe militar del 73, esa enjundia que hacía del periodismo un oficio de cabaret, un caminar y transitar por la amistad de un Chile provinciano que se configuraba en un rincón cuequero, enfiestado, folclórico, por cierto nada de malo, pero que al devenir de las teorías pos modernas fenecieron como ave fénix que hasta el momento no ha renacido de las cenizas de La Moneda en llamas.
Dejó entrever su crítica al actual sistema, a los síntomas de esta sociedad en crisis, con sus paradigmas trastocados por el afán economicista que sumerge sin límites cada rincón y que deambula por el viento de las tardes llevándose más y más lejos lo que recuerda y evoca el periodismo de Richards.
También fue vencido por su pasado de buena cuna, por su relación incestuosa a ratos con la oligarquía avinagrada que es dueña de la nación, con su origen y vida burguesa que entiende, pero no entiende, de las necesidades de una transparencia angelical, por lo inocente, de la información; por entregar de verdad en un afán también inocente, la noticia.
Navia, Patricio, en su postura, trató de desprenderse de la responsabilidad en la desinformación en la que vive Chile, no cuestiona, no reflexiona más allá de lo que le concierne; es el perfecto tecnócrata estadounidense que aprendió perfectamente bien lo que es la democracia norteamericana, la que no se responsabiliza por la aprobación de la tortura como medio de doblegar a los detenidos que atentan contra su “democracia”. Navia análogamente y a pesar de que le enrostró a Richards su origen oligarca, es el modelo aspiracional por excelencia del Chile en vías del desarrollo, el jaguar que se atreve; su apellido es castizo sin ninguna aspaviento de cuna, educado en las mejores universidades de aquí y la quebrada del ají y con una estrecha relación no-relación con la oligarquía dueña de Chile.
Qué se dijo de periodismo
La audiencia escuchó, preguntó, y asimiló las palabras volcadas en las dos horas del encuentro, agregó al final los elementos que hicieron los argumentos de que la profesión de periodista está en una crisis terminal si no se toman las medidas necesarias. Todos coincidieron en que algo está pasando al menos.
Las palabras del presidente del colegio de periodistas Luis Conejeros, al final y en el patio frío, coinciden con el análisis de problema ante la desinformación que paradójicamente las escuelas formadoras de comunicadores escabullen vilipendiadas por la economía que debe reinar antes que todo.
